En 1 Samuel 15 leemos parte de la historia del rey Saúl, cuando el profeta Samuel lo ungió como rey de Israel, en el versículo uno enfatizamos en la parte en donde le dijo: "está atento a las palabras de Jehová", (1 Samuel 15:1).
Más adelante, en 1 Samuel 15:18 el profeta le refresca a Saúl que tenía un misión clara de parte de Dios, de "ir y destruir a los amalecitas hasta acabarlos". Pero Saúl no siguió instrucciones, por lo que Samuel le recordó que es mejor "obedecer" que los sacrificios y "prestar atención", que la grosura de carneros, (1 Samuel 15:22).
La biblia narra que Saúl desechó la palabra de Dios, en su ser gobernaba la rebelión y la obstinación; estas características acabaron con su reinado, esto es explicado en el versículo 23, en donde dice que la rebelión y obstinación, son como pecados de adivinación, ídolos e idolatría, (1 Samuel 15:23).
La justificación de Saúl
Una vez que Saúl fue confrontado por su desobediencia, aunque reconoció su pecado, no se arrepintió de corazón, lejos de reflejar humildad se justificó, alegando temerle al pueblo y consintiendo a la voz de ellos (1 Samuel 15:24). Esto lo que demuestra es que Saúl, tuvo un liderazgo pobre, dominado por sus emociones y su orgullo, con el cuál pretendía esconder sus temores y su inseguridad. Se preocupó más por su nombre y cargo y de "lo que la gente comentara" que por mostrar un carácter intachable y comportarse como un hombre recto, admitiendo y corrigiendo el error, (1 Samuel 15:30, Juan 5:44).
Debemos de ser personas con carácter, autoridad, creíbles, certeros, generosos, valientes, debemos de buscar y obedecer a la voz de Dios, Saúl no tuvo estas cualidades, nosotros si las podemos tener con la ayuda del Espíritu Santo.
Oremos:
Padre, gracias por esta palabra, te pido me ayudes a escuchar tu voz y a obedecerla, escudriña mi corazón y mira si hay algo malo en mi, ayúdame a ser íntegro, creíble, con el carácter de Cristo Jesús y lleno del Espíritu Santo para hacer lo que me encomiendas día a día, fortaléceme en mis debilidades y ayúdame a siempre honrarte. En el nombre de Jesucristo, amén.
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(Barak):
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