Considerando 1 Juan 4:12, podemos enfatizar que Juan quiso destacar que nadie había visto jamás a Dios, pero
Dios hoy puede manifestarse a Sí mismo por medio de las personas, también es importante reconocer que si queremos que Dios permanezca en nosotros, es amandonos unos a otros. Al hablarle a una persona de Jesús, reflejamos su amor, acompañados de su presencia, porque desde el momento en que nuestro corazón se dispone, ya Dios permanece en nosotros.
Podemos decir que el mundo en general no está viendo a Jesús tal
como Él se presenta en la Palabra de Dios, la única manera en que la gente
conozca de su amor, es a través de nosotros los que creemos en Él, y que le
representamos en la tierra.
Pero esto implica que hay que recibir el amor de Dios para dar a otros, no solo a los cercanos, si
no a los lejanos, tanto a los desconocidos como también a los que nos ultrajan y hacen
daño y si ellos no pueden corresponder a este amor, no importa, la semilla de
amor y perdón de Jesús quedará sembrada, sigamos orando con fe por ellos que un día
veremos cosecha. El amor de Dios es tan grande e infinito, que de la misma manera en que lo recibimos, también lo podemos esparcir.
Esa es la verdadera prueba de amor. Juan nos dio la base
fundamental de todo este asunto: ¿Verdaderamente amamos a Dios? Entonces, lo podemos demostrar con el amor a otros.
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